miércoles, 11 de enero de 2012

EDUQUEMOS EN DERECHOS : DEJEMOS EDUCAR

EDUCACION PARA LA CIUDADANIA

Esta asigunatura, Educacion para la Ciudadania, esta implantandose para llegar a ser ciudadanos dentro de una civilizacion que ya esta perdiendo el significado de la palabra.Tenemos que intentar educar a nuestros descendientes de una forma mas segura y que conozcan sus derechos simplemente por ser humanos.Esto se ve reflejado en el articulo siguiente del periodico informacion.



JOSÉ MARÍA ASENCIO MELLADO El Tribunal Supremo ha decidido al final sobre el debate suscitado en torno a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y lo ha hecho, entiendo, a la vista de lo dicho por la prensa, conforme a la lógica y al derecho, al margen, pues, de criterios políticos o partidistas. No a la objeción de conciencia, lo que era de esperar, pues este derecho se encuentra muy limitado y no alcanza a la educación. No, también a cualquier tipo de adoctrinamiento, es decir, a que EpC pueda explicar como dogmas absolutos lo que tiene la categoría de cuestión moral o ética discutida o discutible en el seno de una sociedad plural.
Despejada, pues, la primera incógnita, queda por resolver la segunda, la más compleja, pues requiere de una extrema sensibilidad y del necesario respeto que constituye la base de la convivencia democrática. Es necesario educar en valores; pero no ha de hacerse en unos determinados cual si fueran los únicos, absolutos e indiscutibles, aunque sean los nuestros y creamos en ellos firmemente. Se ha de buscar, por tanto, un punto de equilibrio, un consenso entre las diferentes sensibilidades que existen en el marco de una Constitución plural en la que caben las diversas ideologías, siendo todas ellas respetables, ninguna oficial o de obligada aceptación y todas dignas de respeto siempre que no sean contrarias a la Ley Fundamental. De ahí, pues, que sea tan importante el programa, el cual, debería ser lo suficientemente objetivo como para evitar excesos que invadan el derecho de los padres y de cada cual a desarrollarse conforme a su visión de la vida y la sociedad. Y ahí reside el problema que parece ser ignorado por nuestros representantes políticos, que de nuevo desarrollan un discurso pobre que parece ignorar lo importante, que en este caso es la educación de los menores, no los votos y la extrema dificultad de elaborar un programa que sea único, pero que a la vez no represente una sola opción ideológica. Ese programa, indudablemente, no debe responder a los dogmas de ninguna religión, ni opción política y ha de formar en valores constitucionales, lo que es sumamente complejo. Ha de ser, por tanto, un programa laico, común a todos, no excluyente, pero que contenga las debidas referencias al respeto al fenómeno religioso, moral, ético o político que cada cual profese.
Se debe explicar la legalidad vigente, pero sin afirmar que la misma es expresión absoluta de ninguna verdad; la legalidad es relativa y cambiante; se basa en la decisión de una mayoría, pero esa mayoría tampoco permanece indefinidamente. Explicar la ley -eso lo sabemos bien los juristas-, no es transmitir un credo. Se puede manifestar y mostrar y, a la vez, criticar o exponer las ideas diversas que al respecto de cada norma subsisten.

La Educación para la Ciudadanía no puede convertirse en una especie de formación del espíritu nacional franquista que pueda encubrir un adoctrinamiento que responda a una sola y determinada visión y que coarte la individualidad de cada cual y las distintas sensibilidades consustanciales a un sistema político que se basa en la pluralidad. La EpC, pues, se ha de limitar a profundizar en el respeto a los principios democráticos de convivencia y los derechos y libertades fundamentales desde una posición laica (artículo 27,2 CE), lo que no es contradictorio con el mantenimiento de una moral individual propia siempre que la misma sea compatible con el sistema democrático. Todo exceso, toda invasión de espacios personales y diferenciadores puede incurrir en adoctrinamiento y uniformización, lo que en sí mismo se opone a un sistema democrático. Enseñar el respeto es enseñar la tolerancia y la diversidad, tanto con el que acepta la legislación vigente, como con el que, legítimamente, difiere de ella. No es lícito demonizar, pues, al que disiente ni mostrarlo públicamente y calificarlo de forma grosera. No es admisible enseñar una forma única y excluyente de democracia, oficial y pública y calificar de antidemocrático o no políticamente correcto lo que se opone a esta visión determinada. Eso sería totalitario. La convivencia sólo es posible desde el respeto a la pluralidad y la Constitución permite muchas visiones, todas absolutamente respetables. Pero, insisto, siempre partiendo de unos valores comunes ajenos a toda ideología u opinión religiosa o moral.
Una verdadera convivencia democrática exige que aprendamos a respetar las diferencias y que no consideremos al que disiente de nuestros valores un enemigo del sistema. La tolerancia, tan extraña ahora en el juego partidista, es básica para que todos nos hallemos cómodos en la sociedad, católicos, ateos, agnósticos, socialistas, conservadores, etcétera. Esa tolerancia y aceptación de la diferencia que hoy faltan y que está radicalizando al mundo. Los fundamentalismos surgen, precisamente, de la oficialidad de unas ideas y la represión de otras; sólo, pues, la aceptación ordinaria de la diversidad permite una vida pacífica en común y a ella hay que tender para evitar que en el futuro siga floreciendo la radicalidad.

Por esta razón, en el tema de la educación, como en otros importantes, sólo cabe avanzar desde el consenso, nunca desde la imposición. Pido ahora al Gobierno y a la oposición, en consecuencia, que pacten el contenido de dicha asignatura, para que la misma tenga continuidad. Que muestren una responsabilidad que les viene exigida por ser nuestros representantes. En caso contrario, nos veremos abocados, como tantas veces, a cambios en una materia tan sensible cuando se modifiquen las mayorías. No es posible establecer una asignatura que pretende enseñar la convivencia en la tolerancia y que se imponga por una mayoría, aunque este comportamiento sea democráticamente aceptable. Ese sería un ejemplo de fracaso, de la imposibilidad de un acuerdo inicial, del abandono del objetivo constitucional. Si no hay consenso básico, se habrá fracasado en el objetivo esencial de la convivencia democrática. Nuestros hijos merecen otra formación para que mañana, a ser posible, no ofrezcan los espectáculos que hoy nos regalan los padres de la patria en el Congreso.
No acepto ninguna moral derivada de lo políticamente correcto que, por constituirse en oficial, viene a sustituir a otras que existieran con la misma calidad en otras épocas. Prefiero la libertad de conciencia, la diversidad y la convivencia pacífica. Tal vez de este modo, EpC pueda convertirse en instrumento para acabar con las ya bicentenarias dos Españas. Se puede. Sólo hay que querer y estar dispuesto a valorar al otro en su forma de ser, con respeto y no con desprecio, aunque no compartamos sus ideas. o

José María Asencio Mellado es catedrático de Derecho Procesal de la UA.

martes, 10 de enero de 2012

VIDEOJUEGOS: DERECHOS HUMANOS PARA JOVENES

Los jovenes de hoy en dia se pasan mas horas frente a un videojuego que ante un libro. La forma mas directa de llegar a un niño o un joven es mediante cosas que les gusten , y una de ellas son los juegos o videojuegos. Por ello los derechos humanos se pueden enseñar mediante videojuegos. De ahi este videojuego.

Un videojuego para educar en Derechos Humanos

La Fundación Fernando Buesa lanza una aventura gráfica para ser utilizada en las aulas de los centros escolares vascos

Un niño de entre 10 y 13 años se sienta frente al ordenador, caracteriza su personaje -desde el color de piel y peinado hasta su vestimenta- y se dispone a iniciar una aventura gráfica en la que de una forma liviana y partiendo de situaciones cotidianas acaba conociendo la Declaración de los Derechos Humanos. Dicho así, lo normal es que un niño mire para otro lado y busque algo más divertido en un videojuego de acción de la Play Station o la Wii, pero lo cierto es que 'Manrais', como así se ha bautizado, reúne todos los ingredientes para atrapar a su jugador.

El guión sitúa a un niño de Secundaria en un colegio en el que interactúa con otros adolescentes hasta que alguien le dice que existe un local secreto, en el bajo de un comercio, que trabaja por los Derechos Humanos. El protagonista pone todos medios a su alcance hasta dar con él. En esta búsqueda por las distintas pantallas se enfrenta a situaciones cotidianas, en las que el niño acaba entendiendo que «los disgustos y problemas no sólo afectan a sus compañeros de colegio sino también a él», cuenta el psicólogo y asesor del Departamento de Educación del Gobierno Vasco, Juan Antonio Tejero, participante en la creación de este juego. En total son nueve pantallas en las que en cada una de ellas se trabaja un derecho: a la privacidad, a la vida, la libertad, la seguridad y cultura, entre otros.

La idea nace de la Fundación Fernando Buesa que en los años que viene trabajando en torno a la educación en valores ha percibido «más carencias que fortalezas» en este campo, según señala la gerente de la fundación Milagros García de la Torre. Tras un intenso trabajo de más de tres años en cooperación con distintos agentes de la enseñanza, este videojuego llega a los centros educativos vascos para avanzar en el Plan de Educación para la Convivencia Democrática y Deslegitimación puesto en marcha por el Gobierno Vasco. Cada centro podrá acceder a este «recurso pedagógico» simplemente poniéndose en contacto con el centro Bakegune (www.bakegune.net). El videojuego es gratuito y ya ha sido probado con éxito en centros alaveses. Su nombre 'Manrais' hace referencia a las palabras inglesas 'man' (hombre) y 'right' (derecho).

EDUCAR EN DERECHOS Y AMNISTIA INTERNACIONAL

Para educar en Derechos Humanos Amnistía Internacional propone la existencia de una materia propia de Educación en Derechos Humanos, además de usar los ejes transversales para dicha educación en valores. Para hacerlo adecuadamente hay que tener en cuenta las 3 etapas que debemos seguir para ser efectivos: Cognitiva, Emocional y Participativa. El Grupo de Educación de Amnistía Internacional en Catalunya ha creado una serie de materiales a disposición de los profesores para facilitar la tarea de educar en Derechos Humanos.
La Educación en Derechos Humanos es necesaria para formar ciudadanos activos, demócratas y comprometidos con el cumplimiento de los Derechos Humanos, pero ¿Cómo debemos plantearnos la Educación en Derechos Humanos? ¿Cuáles deben ser los objetivos, o la metodología?

La Educación en Derechos Humanos debe ir más allá del simple conocimiento de la situación real de los Derechos Humanos o de cuál ha sido el origen histórico de éstos. Sin embargo, durante mucho tiempo, la Educación en Derechos Humanos se limitaba a dar a conocer el documento de la Declaración Universal de Derechos Humanos, como un documento a conocer (o incluso memorizar), siendo todo esto totalmente absurdo.

Esto ha provocado una polémica sobre la idoneidad de la existencia de una materia específica de Educación en Derechos Humanos en la educación reglada dentro del ámbito de la Educación en Valores ( la posible existencia de la asignatura de Educación para la Ciudadanía ha dado alas a esta posibilidad), o si ésta debería limitarse a aparecer como un elemento transversal a través de todas las materias (Matemáticas, Lengua, Filosofía...etc).

Consideramos que las dos posibilidades no son excluyentes, y que, al mismo tiempo que creemos que todos los profesores deben transmitir a sus alumnos valores de tolerancia, respeto a los demás y civismo democrático, debería existir una materia que educara concretamente en los conocimientos y valores de los Derechos Humanos

La ONU especifica que la Educación en Derechos Humanos no consiste únicamente en la existencia de unos contenidos y unas actividades, sino que el espacio, la escuela sea un lugar de respeto hacia los Derechos Humanos y haya una cultura participativa. Así, la Educación en Derechos Humanos va más allá de las materias que tienen en su Curriculum la educación en valores y debe aparecer de forma transversal (Curriculum en la Sombra).

La educación en Derechos Humanos debe realizarse a partir de una serie de principios fundamentales: qué pretendemos conseguir con las Educación en Derechos Humanos, y quién es el objeto de esa educación. Naturalmente la educación universitaria debe tener unos objetivos y unos métodos totalmente diferentes de la educación primaria o secundaria, sin embargo los principios deben ser los mismos, adaptados a cada etapa escolar.

Con la Educación en Derechos Humanos perseguimos crear ciudadanos activos en los ideales de los Derechos Humanos así como en los valores democráticos. No podemos pretender simplemente informar de la situación actual de los Derechos Humanos, sino implicar a los alumnos en la lucha por la difusión y el respeto a los Derechos Humanos. Tradicionalmente se ha considerado que para que la Educación en Derechos Humanos sea realmente efectiva, deben establecerse tres fases diferentes:

. Fase Cognitiva. En esta fase el formador debe ofrecer a sus alumnos la mayor información posible acerca de los Derechos Humanos (dependiendo de la edad de los alumno): La Historia de los Derechos Humanos, los documentos clave, invitando a la reflexión sobre la legitimación, su origen y analizando concretamente la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

. Fase Emocional. En esta fase lo más importante es intentar afectar la parte emocional de los alumnos. A través de ejemplos, testimonios, películas, textos... apelamos a las emociones de los alumnos, haciéndoles sentir rabia e indignación ante las violaciones de los Derechos Humanos. En sociedades avanzadas, difícilmente encontramos alumnos que hayan sentido conscientemente en sus carnes las violaciones de sus derechos fundamentales, por lo que debemos intentar que empaticen con ejemplos reales. Un elemento realmente importante de esta fase es que los alumnos deben poder expresar sus sentimientos por lo que los docentes deben fomentar la participación en esta fase.

. Fase Activa. Esta fase es la consecuencia de las dos anteriores. Intentamos que el conocimiento y la reflexión racional de la primera fase, unido a los sentimientos de la segunda, converjan en una fase en la que el alumno se convierta en un ciudadano activo. Por ello debemos proponer acciones en las que el alumno se sienta protagonista de la defensa de sus derechos así como de los derechos de los demás.

Cuando pretendemos educar en valores propios de los Derechos Humanos, debemos tener presentes las tres fases que acabamos de enumerar. Lo primero que debemos hacer es informar a los alumnos de la situación actual de los Derechos Humanos, del proceso histórico que los hizo posibles, del grado de cumplimiento... etc. Lo importante es tener presente que en algunas circunstancias, el proceso educativo se agota este punto, y esto no tiene sentido en la Educación en Derechos Humanos, ya que la Educación en Derechos Humanos no tiene como objetivo el conocimiento, sino la actitud del alumno. No tenemos como objetivo que sepa, por ejemplo, que muchas mujeres son discriminadas, sino que pretendemos como objetivo inicial que el alumno no sea discriminador, y en el mejor de los casos, que luche contra la discriminación.

Por ello necesitamos la segunda fase en la que apelamos a sus sentimientos (de indentificación, rabia, indignación... etc) para que finalmente podamos llegar a la tercera fase (la fase activa) que es el auténtico objetivo de la Educación en Derechos Humanos, ya sea como cumplidor de los Derechos Humanos, la versión más pasiva (pero no por ello poco importante), o la de activista de la lucha por los Derechos Humanos, la versión más activa. Del mismo modo que la Educación Vial no puede quedarse en un conocimiento teórico de las normas de tráfico, sino que necesitamos la vertiente práctica que utilizará como conductor, la Educación en Derechos Humanos pretende crear ciudadanos activos, cívicos, demócratas respetuosos con los Derechos Humanos, y si es posible ir más allá, intentar que estos ciudadanos cívicos se comprometan en la lucha por la difusión de los Derechos Humanos.

No sólo pretendemos formar, también queremos sensibilizar y reclutar activistas por los Derechos Humanos, mientras su existencia siga siendo necesaria. Amnistía Internacional reclama desde hace tiempo la existencia de una materia de Educación en Derechos Humanos, dentro de los planes de estudio de Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato. Esto no significa, de ningún modo, acabar con la transversalidad. Todos debemos educar en los Derechos Humanos, con nuestro ejemplo, y transmitiendo los valores desde cualquier materia, haya, o no, una materia específica de Educación en Derechos Humanos. Por ello hemos luchado para que la materia de Educación para la Ciudadanía incluyera en su Curriculum la Educación en Derechos Humanos, de ahí la petición de renombrar la materia en Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos; ahora bien, con el nombre sólo no basta, hay que ver cómo se concreta la inclusión de los Derechos Humanos en dicha materia.

Desde Amnistía Internacional (tanto el Equipo de Educación de la Sección Española de Amnistía Internacional, como desde el Grup de Educació de Amnistia Internacional-Catalunya) queremos ofrecer materiales de Educación en Derechos Humanos, para que los docentes puedan usar en el aula. Por ello creamos actividades que pueden ser utilizadas en el aula desde diferentes materias. Un elemento básico de la Educación en Derechos Humanos es el uso de las actividades, mucho más que el bombardeo de conceptos, ya que los elementos procedimentales, y sobre todo actitudinales son los que perseguimos desde la Educación en Derechos Humanos

Quisiera aprovechar esta oportunidad para presentar la página web del Grup d’Educació de Amnistia Internacional de Catalunya (con materiales en catalán y en castellano) así como la página web del Equipo de Educación de la Sección Española de Amnistía Internacional, con múltiples informaciones, actividades propuestas, enlaces...etc, con un objetivo claro, hacer llegar a los profesores, el máximo de materiales posibles para ayudar a educar en Derechos Humanos.

miércoles, 4 de enero de 2012

EDUCARSE EN LOS DERECHOS HUMANOS

Una de las cosas principales que hemos de tener en cuenta a la hora de estudiar los derechos humanos en el colegio o el instituto , es saber qué son, pero no de una manera teórica en la que todo se memoriza y después se olvida sin saber para qué se estudió. La mejor forma es mediante la práctica, es decir, que el alumno sepa de qué se habla y lo vea de una forma habitual , sabiendo que de verdad existen y que nadie los puede negar.
Una de las páginas donde observamos la forma de educar en derechos es:http://www.uhu.es/cine.educacion/Derechos%20humanos/derechoshumanosalumno.htm
Aqui podemos ver las formas que se utilizan para que el alumno aprenda de forma práctica qué son los derechos humanos.